Los habitantes de Oklahoma estuvieron aturdidos durante una semana
después de que una serie de 20 terremotos de 3,5 de magnitud sacudiera
la parte central del estado el sábado. En temblor se notó también en las
zonas septentrionales de la capital del estado, Oklahoma City, donde
estuvo acompañado de estruendosos sonidos parecidos a explosiones, según afirman los ciudadanos.
“Fue como el estallido de una bomba. Luego una temblor sacudió mi
casa”, cuenta Nancy York, residente del condado de Logan, que
experimentó 8 sismos en un día.
Aunque los sismólogos todavía no tienen ninguna respuesta certera, especulan que los sismos podrían tener una explicación geológica:
“Hay muchas fallas preexistentes en Oklahoma”, asevera el sismólogo
Austin Holland citado por MailOnline. De todos modos, la zona ha sido
escenario de muy poca actividad sísmica hasta ahora, por lo que no se sabe a ciencia cierta por qué los temblores se han vuelto tan frecuentes últimamente.
Otra de las causas sobre las que especulan los sismólogos es la
elevación del nivel de las aguas del lago Liberty, donde se detectó el
epicentro de la actividad sísmica el sábado. Una tercera teoría sobre el
origen de los temblores apunta a algunos polémicos proyectos de fracturamiento hidráulico (‘fracking’) en la zona, que mandan grandes cantidades de agua, arena y productos químicos al subsuelo.
Lo que es cierto es que los temblores siguen intensificándose. Desde
1975 hasta 2008 el estado fue escenario de unos pocos sismos de magnitud
3 o superior. Pero el promedio aumentó hasta 40 terremotos anuales
desde 2009 hasta 2013, afirman sismólogos del Servicio Geológico de los
Estados Unidos en su estudio.
El terremoto más fuerte que ha sacudido Oklahoma
tuvo una magnitud de 5,6. Ocurrió en otoño de 2011 cerca de la localidad
de Prague y causó daños en 200 edificios.
Los últimos temblores afortunadamente tuvieron consecuencias mínimas:
nadie resultó muerto, ni se sufrieron serios daños materiales.
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