La alerta por las inundaciones que asolan el sur, el este y el oeste de Inglaterra en el invierno más lluvioso de los últimos 250 años ha llegado a las puertas de Londres.
La Agencia de Medio Ambiente ha emitido 14 avisos de “peligro para la vida” y ha recomendado la evacuación de miles de hogares ante el temor de un desbordamiento del río Támesis a su paso por Berkshire y Surrey.
La situación desesperada que se vive en el condado de Somerset, al suroeste del país, se está propagando a otras zonas de la Inglaterra central y ha forzado el despliegue de unidades de los Reales Marines, que están auxiliando a las poblaciones afectadas con sus equipos de vehículos anfibios.
Los temporales de las últimas semanas, que han alterado gravemente la costa sur de Inglaterra y han destruido las comunicaciones por
ferrocarril con gran parte de la región de Cornualles, han
desencadenado también una tormenta de acusaciones contras los máximos
responsables del Gobierno de David Cameron por la falta de previsión.
Los ministros de Medio Ambiente, Owen Paterson, y de Comunidades Rurales, Eric Pickles,
se han declarado mutuamente la guerra, mientras arrecian las peticiones
de dimisión por parte de la oposición laborista, que ha forzado un
debate urgente para hoy en la Cámara de los Comunes ante la gravedad de
la situación.
El director de la Agencia de Medio Ambiente, Chris Smith, ha culpado
entre tanto a la Secretaría del Tesoro por los recortes de su
presupuesto y por las crecientes dificultades para hacer frente a
situaciones de emergencia. El propio Cameron ha tenido lanzar un mensaje
al ala dura de su propio partido y ha insinuado que las inundaciones de
este invierno están vinculadas al cambio climático.
Pese a la existencia de 141 alertas en todo el país, la
Agencia de Medio Ambiente ha decidido concentrar sus esfuerzos en el
Támesis y en las inmediaciones de Londres, donde la “barrera” que
protege el este y las zonas bajas de la ciudad ha tenido que cerrarse 28
veces en los últimos dos meses (una cifra récord desde que fue
construida en 1982).
La “mancha” de las inundaciones va creciendo entre tanto en el oeste del Gran Londres y amenaza con afectar días a las comunicaciones de la ciudad con el oeste y al funcionamiento del aeropuerto de Heathrow si no remiten las lluvias previstas para los próximos días.
“No es el momento de lanzar los dedos acusadores”, ha
advertido hoy el viceprimer ministro, Nick Clegg, durante una visita a
Burrowbridge, en Somerset, ante las crecidas que han convertido una
tercera parte del condado en un pantano impracticable. “En todo caso, tenemos que volver la vista atrás y ver lo que ha funcionado, para que no vuelva a ocurrir en el futuro”.
David Cameron, criticado también por no haberse mojado hasta ahora, ha vuelto a las zonas inundadas por segunda vez en
tres días. El Príncipe Carlos recorrió también la Inglaterra bajo el
agua hace apenas una semana e instó a los políticos a tomar medidas
urgentes para ayudar a las decenas de miles de británicos afectados.
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